Sin condiciones

07.12.2014 22:18

El amor no sabe de condiciones. Es el ego, en su intento por sobrevivir, quien intenta imponer su ley, si hace esto lo quiero, si no, no lo quiero. El amor, en un sentido cósmico, es incondicional, no pone límites ni barreras, trasciende razonamientos de la mente y, simplemente, es. Permite, comprende, traspasa la lógica. 
Además, se refleja en uno mismo. La forma en que amamos a los demás, es un espejo de la forma en que nos amamos. Cuando uno se valora, no desde el orgullo ni la vanidad, ni desde la agonía, sino desde el calor interior, se dignifica, y es capaz de permitirse ser amado de la misma manera, desde la calidez y sin barreras conceptuales, sin condiciones ni valores espúreos, y por la persona que es capaz de ver a través de los escudos que ha generado nuestro dolor. En el punto en que uno se sabe digno y se quiere, el universo empieza a quererlo, no siempre con pruebas sencillas, pero poniendo en el camino las cuestiones que nos permiten crecer desde la llama interior. Querer desde el candil, con una sensación de amor tan profunda, que nos permite entregarnos en cuerpo y alma, y que al juntar los cuerpos nos permite ceder al sentimiento, y decir, “ven, sigue ahí, no te separes..”

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