Cambio de esquemas

20.01.2015 17:15

Nos dijeron siempre que el amor era  de una manera. Que uno debía esperar algo a cambio. Que la otra persona debía actuar de esta o aquella manera, y, si no, ya no l@ querríamos más. Nos hablaron del amor condicionado, de quedarse sólo con lo bello del otro, de lo ídílico y lo cómodo. Nos hicieron creer que la vida se construía sólo a base de momentos buenos, que los malos eran algo a evitar, negar, olvidar, y que, si en algún momento nos envolvía el sufrimiento, bastaba con disimular, cambiar la química cerebral con una pastilla como precio a la pelea con nuestra sombra, esperando sólo ver y sentir lo bonito de la vida.

Las personas son mundos en sí mismas. Todos necesitamos un espacio interior, íntimo, personal, donde nuestras vivencias, nuestros recuerdos, nuestros amores fallidos, nuestras ilusiones secretas, donde poder  resolver los koan que nos presenta la vida. Si somos capaces de dar distancia a la otra persona, hacia dentro o hacia fuera, y aceptamos de corazón su libertad y la nuestra, en un momento dado, se abrirá una puerta secreta, y sentiremos en el pecho una sensación, la más cálida, la más sincera, la más plena a nivel emocional, que es la certeza del amor por el otro. Un amor que no exige, que no condiciona, un deseo del mayor bien, que no depende de distancias y sólo comprende. Y en ese momento, cesa la lucha. Aceptamos el amor por el otro, y por nosotros mismos, sintiendo quietud, calma y comprensión.

Crecemos con condicionantes adquiridos, pero siempre estamos a tiempo de reescribir el guión y empezar de cero.

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